miércoles, 25 de agosto de 2010

Los jóvenes oyen cada vez peor

Puede que piense que no escuchan, pero la realidad es que los jóvenes oyen cada vez peor. La pérdida auditiva en adolescentes estadounidenses se incrementó un 31% comparado con datos de la década de los 90.

Un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA por sus siglas en inglés) afirma que uno de cada cinco jóvenes estadounidenses sufre pérdida auditiva.

La pérdida de audición es un desorden común que afecta a decenas de millones de personas de todas las edades en todo el mundo.

Aunque en el caso de los adolescentes, este es un nuevo fenómeno que no se comprende bien todavía.

Muchos piensan que es el efecto que los ipods, reproductores de mp3 y otros aparatos de música y auriculares tiene en nuestros oídos pero lo cierto es que no se ha podido establecer la relación directa entre el uso de esos aparatos y la pérdida de audición.

Dos bases de datos
El equipo de Josef Shargorodsky, del Hospital Brigham and Women's, en Boston, Estados Unidos, y sus compañeros examinaron dos bases de datos que recogían datos sobre la salud auditiva de un poco más de 4.500 adolescentes de edades comprendidas entre los 12 y 19 años.

Las dos muestras se llevaban poco más de una década de diferencia, y abarcaban desde 1988 hasta 2006.

La pérdida autidiva leve se definía cuando el umbral de los jóvenes estaba entre los 15 y los 25 decibelios y moderada o severa cuando se encontraba más allá de los 25.

Además de la intensidad, se midió también si era bien unilateral -en un oído- o bilateral -en los dos- y si se producía por baja frecuencia (entre 0,5, 1 o 2 kiloherzios) o alta frecuencia (3,4,6 u 8).

Y se encontró que un 19,5% padecía perdida auditiva baja, en la mayoría de los casos de forma leve. Pero la cifra era un 31% más alta en el caso reciente de 2006 en comparación con los datos de 1988 a 1994.

El trastorno tenía una mayor incidencia en el caso de hombres que en el de mujeres y también en aquellos que provenían de familias que se encontraban por debajo del umbral de pobreza.

Causas
El estudio no fue capaz de determinar las causas, aunque probablemente la exposición a ruidos cada vez más altos tiene algo que ver en el trastorno.

"No tenemos evidencia de que sea a causa de los mp3 o los ipods, pero sabemos que el mundo a nuestro alrededor se está volviendo cada vez más ruidoso, generalmente incluso estar parado en una calle bulliciosa en una ciudad como Nueva York puede producir niveles de ruidos que son peligrosamente altos", explicó a BBC Mundo Josef Shargorodsky.

"Es difícil evaluar esto con adolescentes porque preguntar si consideran que un ruido es alto no siempre produce una respuesta precisa. Si preguntamos a un adolescente si estuvo escuchando música a alto volumen responderá que no, pero es posible que lo haya estado haciendo", afirmó el investigador.

Shargorodsky se muestra contrario a demonizar a los mp3s y ayuda a poner las cosas en perspectiva.

"No podemos decir que sean siempre los ipods o mp3 porque la mayoría de ellos tienen mecanismos que permiten poner un límite al volumen y puedes controlar a cuánto sonido estás expuesto, en última instancia depende de cada persona a qué volumen quiere escuchar música".

El investigador apunta a otros posibles factores más allá del ruido que podrían tener un impacto en la capacidad auditiva, cuestiones relacionadas con la dieta o incluso medicamentos que podrían tener como efectos secundarios restar capacidad auditiva.

Los límites
Aunque afirma que como tabla de medir deberíamos pensar que conducir un auto descapotable en una autopista o estar más de una hora en Times Square de Nueva York vulnera nuestra capacidad de soportar sonidos altos.

Y en cuanto a música el límite se dispararía cuando la persona sentada a tu lado puede escuchar por los auriculares la música que estás escuchando.

Aquellos adolescentes que sufren pérdida auditiva ligera muchas veces no son conscientes de su problema en el día a día, pero en muchos casos sacan peores notas en el colegio, tienen problemas para relacionarse en medio de masas, pierden matices de voces graves o agudos o confunden algunas de las consonantes.

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