El sida mató el pasado año a cerca de dos millones de personas en el mundo, pero el 2010 aporta una nota de optimismo con la reducción de nuevas infecciones, los nuevos tratamientos de lucha contra la enfermedad y los medios adicionales para prevenir el contagio.
En la jornada mundial de la lucha contra el sida, que se celebra este miércoles, los expertos y las asociaciones recuerdan que, desde el inicio de la epidemia, unos 30 millones de personas han muerto en el mundo por esta enfermedad.
Sin embargo, los nuevos contagios se han reducido un 19% desde 1999, alcanzando la cifra de 2,6 millones en 2009, según ONUSIDA.
Además, el acceso a los tratamientos se ha extendido: más de 5,2 millones de personas accedieron a antirretrovirales en los países en desarrollo, cuando en 2004 no llegaban a los 700.000 beneficiarios.
Sin embargo, el director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé, recordó que 10 millones de personas "siguen a la espera de un tratamiento" y que los avances logrados hasta ahora son muy frágiles por la situación financiera mundial.
Actualmente existe una paleta de herramientas para la prevención y reducción de riesgos: el preservativo, tratamiento de enfermedades sexualmente transmisibles, conocimiento de su estatus serológico gracias a la detección, la circuncisión masculina, programas de cambio de jeringuillas y medios terapéuticos de sustitución de la heroína para los toxicómanos.
Pero a falta de una vacuna, los investigadores tratan de añadir nuevos métodos a este arsenal. Uno de los más prometedores es la utilización de los antirretrovirales en personas no infectadas.
También se está ensayando un gel microbicida que suscita una "esperanza para toda una generación de mujeres", según Sidibé.
Publicado en julio pasado, el estudio realizado por el centro Caprisa en mujeres sudafricanas demostró que un gel vaginal microbicida a base de Tenofovir (un antirretroviral) reduce en un 39% el índice de infección sexual.
Recientemente, un estudio clínico publicado en el New England Journal of Medicine, demostró que una dosis cotidiana de una combinación de antirretrovirales, tomados por vía oral, reduce un 44% el riesgo de infección por el virus responsable del sida (VIH) en los homosexuales.
Investigadores franceses y canadienses ultiman también un tratamiento a la carta, es decir, administrable cuando la persona (homosexual masculino) prevea una actividad sexual.
Además de las experiencias con animales, otros datos médicos apoyan esta estrategia: desde 1994 ya se utilizan con éxito los antirretrovirales para reducir el riesgo de transmisión del virus de la mujer embarazada a su hijo y en los casos de exposición accidental al virus (por ejemplo, al pincharse con una aguja contaminada).
Además, los tratamientos (triterapéuticos) que han reducido espectacularmente la mortalidad en las personas infectadas por el VIH también reducen las cantidades de virus en la sangre y el esperma, lo que contribuye a limitar su contagio.
martes, 7 de diciembre de 2010
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